sábado, 16 de agosto de 2014

CLAUSURA DE LA ASAMBLEA PROVINCIAL


EL SIGNIFICADO DE 

LAS PALABRAS

En nuestro caso, no nos gusta la palabra clausura... su sentido genuino es “cerrar con llave”, asegurar que nadie pueda entrar, o bien, que no se permita la salida.
Nuestra asamblea provincial, queremos creerlo así, ha salido a la calle; 114 asambleístas recopilaron papeles y más papeles, ricos en palabras, pero, sobre todo, llenos de vida, pasada, presente y futura.
Vida pasada, en cuanto se nos llamó a revisar, valorar y alegrarnos de todo aquello en que, con la gracia de Dios, hemos avanzado. Vida presente porque en cada momento de la Asamblea estábamos contrastando nuestro estado anímico respecto a tantos interrogantes… Y, sin duda, mirando al futuro; ese futuro de la Compañía, que apenas es nuestro, pero del que somos responsables.


Por todo aquello que hemos recibido como don, desde la última Asamblea General, y que recogimos en nuestro Proyecto Provincial y Proyectos Comunitarios, hemos alzado las manos dando gracias a Dios porque la Asamblea ha sido trabajo y plegaria. Para el camino que queda por recorrer, hemos pedido al Señor que nos dé la audacia necesaria; ¡hay tanto campo misionero por labrar!

No hemos dudado nunca de la presencia del Señor “ocupando el centro de nuestras reuniones” Por eso, las mínimas divergencias en cualquiera de los documentos, no han roto la fraternidad, porque, en el fondo, todas buscamos lo mejor para la Provincia y para la Compañía.
No, nuestra Asamblea, lejos de quedar clausurada, sigue su camino hacia la Asamblea General. Nuestro granito de arena aportará la novedad de lo viejo, con ganas de seguir mejorando la heredad que tenemos en posesión desde hace 380 años.
La Asamblea Provincial no ha pasado en vano… Dios, como hizo con María, ha mirado nuestra pequeñez… Con Ella, como única Madre y abiertas al Espíritu, hemos podido cantar el magníficat el día 11 de agosto de 2014.

Hemos regresado a nuestras Comunidades con la alegría de haber compartido y, ¡cómo no!, haciendo nuestras las palabras de Sor Eduarda con las que agradecía a todos los grupos el que nos hicieran fácil la tarea, los momentos de plegaria y los ratos de asueto. GRACIAS.


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