AIC- AMM- JMV
“El tercer medio consiste en haceros
amar por todos, gracias al ejemplo de vuestra vida buena. El buen olor que
habéis dado hace que os pidan de muchos lugares” (Conf
S.V. 01.01.1654)
Modestia aparte, hay que
reconocer que la Compañía ha apostado siempre por seguir la ruta del Capítulo
25 de San Mateo; ahí está la historia, ahí están los hechos. Tiene, además, un
plus que pocas veces reconocemos, tal vez por modestia, o quizá porque no nos
hemos parado a ponderar lo que es evidente: la
Compañía ha sido maestra. Explícita o implícitamente va dejando en su
camino una estela de bondad, de amor a Dios y a la Santísima Virgen.
“El
buen olor que habéis dado hace que os pidan de todas partes”.
San Vicente no quería mujeres en perpetua vanagloria; pero sabía el peligro que
se corre cuando se esconden la luz debajo del celemín; tropezarán en la
oscuridad y harán que tropiecen otros. ¡Oh Salvador!- diría el Santo- al constatar
que más allá de la debilidad humana se hace patente el triunfo de la gracia.
Cada día, al caer de la
tarde, tendríamos que alzar la copa de la
salvación para dar gracias a Dios e invocar su nombre, agradeciendo que
aquella semilla de caridad sembrada en Chatillón siga dando frutos de vida
después de 400 años.
Alzar las manos, sí, para
cantar el Magnificat por el don de la Medalla Milagrosa, foco de piedad mariana
y emblema de fervor apostólico. Ese sencillo recuerdo dejado por María en
nuestra Casa Madre, se crece con la fe. Su fuerza misteriosa radica en las
palabras de María a Santa Catalina Labouré:
Haz acuñar una medalla
según este modelo, las personas que la llevaren en el cuello recibirán grandes
gracias; las gracias serán abundantes para las personas que la llevaren con
confianza.
Alzar las
manos, si, para agradecer al Seños la presencia de unos jóvenes ilusionados en un proyecto de
amor a María y de servicio a los pobres.
Estas siglas
tan queridas para la Compañía, llegaban el sábado a nuestra Asamblea cargadas
se significado mariano y vicenciano para decirnos a todas que “la unión hace la
fuerza”; para afirmar, sin rodeos, que muchas Hermanas han acertado dándoles
buen ejemplo y mostrándoles caminos…; para pedir que nos multipliquemos porque
a nuestro lado se sienten bien...
Gracias a La
Asociación Internacional de Caridad, a la Asociación de la Medalla Milagrosa y
a las Juventudes Marianas Vicencianas. Merecéis nuestro apoyo y, si no puede
ser de otra manera, lo tendréis en forma de plegaria.
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